18 de marzo de 2014

BUÑUELOS DE VIENTO = SE ACERCA LA PRIMAVERA

Este fin de semana pasado hemos podido disfrutar de unos magníficos días de sol y calorcito, con sus mañanas y noches fresquitas. Esta es una de las épocas en que disfruto muchísimo. Veo como los árboles del jardín van floreciendo.....cuales se adelantan, sufriendo por alguna helada tardía, las abejas que empiezan a polinizar. La naturaleza se acerca al momento en que despierta del letargo del invierno.

Y es en este momento cuando estamos en Pascua y con ella sus tradicionales Buñuelos de Viento.



Entonces me vino a la memoria cuando los crios eran pequeños y hacia estos dulces para que los llevasen a clase. Jajajaja, como recuerdo la cara de sus compañeros cuando salían de la escuela, algunos hasta se acercaban para decirme lo que les habían gustado. Son de esas cosas que se quedan en el olvido y de repente te vienen de nuevo.

Así que desde el fin de semana que le daba vueltas a la idea de hacerlos, aunque les prometí un New York Cheesecake de arándanos, (será lo próximo que haga). Ayer después de que ya todos estuviésemos en casa, en la tranquilidad. Me puse a ello, ha hacer los de siempre los que se basan en la "Pasta Choux". Si bien esta vez los rellené con crema pastelera y ganache de chocolate. ¡¡¡¡¡Todo un vicio!!!!!





BUÑUELOS DE VIENTO

Ingredientes:


  •      100 gr. mantequilla
  •    125 gr. harina tamizada
  •    4 huevos medianos
  •    1/4 litro agua
  •    Azúcar glass o blanco (al gusto)
  •    Pizca de sal

     Preparación:

     En un cazo poner el agua fría y la mantequilla en trozos, añadir la sal. Lo calentamos removiendo continuamente y de esta manera la mantequilla de habrá fundido antes de que el agua hierva.
     Cuando empiece ha hervir, removemos durante unos segundos con el batidor y agregamos la harina toda de una vez, previamente tamizada. Lo batimos enérgicamente con el batidor y pasamos ha realizarlo con una espátula de madera. Veremos como la masa cada vez se liga más hasta que llega ha desprenderse de la superficie del cazo.
     Retiramos del fuego y añadimos los huevos de uno en uno, y batiendo bien tras cada uno. La masa parece que se desliga, pero tras removerlo enérgicamente, vuelve a tomar cuerpo cada vez. la textura que ha de adquirir la masa es bastante ligada, de forma que al cogerla con la espátula le cuesta desprenderse de ella.


     En una satén ponemos aceite para freír, lo calentamos pero no mucho. Con dos cucharillas vamos poniendo pequeñas cantidades de masa en el aceite. Si se nos queda la masa enganchada en las cucharillas, las podemos impregnar con una capa fina de aceite y lo solucionamos.
     Se han de dorar poco a poco, irán tomando volumen y se darán la vuelta por sí solos. En el último momento podemos subir la temperatura si los queremos más dorados. Los retiramos de la sartén y los dejamos sobre papel absorbente
     Ya están listos para espolvorear el azúcar por encima. Así están buenísimos, pero también los podemos rellenar para convertirlos en una delicia tentadora. <3.


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